Los clarinetes, saxofones, armónicas o acordeones utilizan lengüetas
simples. El sistema más sencillo para construir estas lengüetas parte de
seleccionar un tubo fino, por ejemplo el de un rotulador, que
cortaremos hasta dejarlo de una longitud aproximada de cinco
centímetros. Taparemos uno de sus extremos, para lo que nos vendrá bien
el pegamento térmico. Rebajaremos con una lima hasta conseguir una
ranura de unos tres centímetros de largo por medio de ancho, situada a
un centímetro de cada extremo del tubo. Hemos de procurar que en la
parte más cercana al lado tapado el rebaje sea oblicuo, mientras que en
la otra ha de dar lugar a un escalón. Recortaremos una lámina de
plástico fino, de un vaso desechable o de un tarro de yogur, de longitud
igual y de anchura sensiblemente superior a la del rebaje, procurando
que uno de sus extremos tenga una ligera curvatura. Colocamos esta
lengüeta sobre la ranura, haciendo coincidir la parte curva con el
rebaje oblicuo. Sin que se nos mueva, fijamos con varias vueltas de hilo
la parte recta de la lámina al tubo. Hemos de ser generosos con el
hilo, ya que además de unir ambos componentes servirá para impedir que
se escape el aire por la junta. Este bobinado puede ser de una anchura
superior al centímetro y ha de extenderse a ambos lados de la junta. Si
todo ha ido bien la lengüeta estará terminada.
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